El número de mujeres que solicitan atención psicológica es muy superior al de varones (un 74% frente a un 26%). La media de edad es de 55 años. En el caso del 62% de los usuarios era el propio paciente el que solitaba atención y el 38% restante de los casos era un familiar del mismo. La localización tumoral más frecuente es la mama (29%), seguida del pulmón (14%) y colon (9%). Los tres representan la mayoría de las patologías oncológicas tratadas. La intervención psicológica es más solicitada en aquellas fases de la enfermedad que constituyen periodos críticos, donde los niveles de distrés son claramente superiores y el deterioro de calidad de vida resulta significativo, tanto para pacientes como para familiares. Así, en los pacientes destacan la fase de tratamiento activo (42%) y enfermedad avanzada (26%), y en los familiares la de duelo (31%) y tratamiento activo (28%).
El 85% de beneficiarios presentaron niveles de distrés emocional altos o severos. Respecto a la sintomatología clínica de ansiedad y depresión, se observa la presencia de puntuaciones medio-altas tanto en sintomatología depresiva como en sintomatología ansiosa en las personas afectadas por la enfermedad.
Una vez finalizado el tratamiento psicológico, se observó una disminución del promedio de distrés percibido de 4 puntos. La intervención muestra también un efecto beneficioso sobre los niveles de sintomatología ansiosa y depresiva en las personas afectadas por la enfermedad, reduciendo los niveles iniciales de dichas variables y mejorando la estabilidad emocional.
Es importante señalar que la intervención psicológica en el ámbito de la oncología obtiene resultados muy positivos con un número de sesiones de tratamiento relativamente reducido. En poco menos de dos meses la mayoría de los pacientes de cáncer y sus familiares pueden obtener un cambio sustancial en su calidad de vida. Informar sobre estos resultados a las autoridades sanitarias, así como a los usuarios y a los profesionales resulta fundamental.